21 de mayo de 2010

El territorio siempre habla

 
Por Horacio Gonzalez
No son piedras, terrenos o aguas que están mudas. Hablan. Hablan con sus signos cambiantes, advirtiendo peligros, señalando una ocupación, proponiendo las formas de existencia y sustento. Esta montaña habla, este río habla, este camino habla. Por eso todo territorio tiene nombres. Los nombres del territorio de nuestro país, Argentina, fueron cambiados muchas veces pero aún subsisten muchos nombres antiguos. Uspallata, Guanacache, Chaco, Neuquén. 

Los nombres son símbolos y tiempo. Y también relaciones de fuerza. Ningún territorio se queda sin decir quién es y qué es. Se expresa por sus desigualdades, formas de explotación de la tierra, registros de propiedad, guerras, expulsiones, conquistas. De todo eso queda la memoria en la conciencia de los hombres pero también en las piedras y en los árboles.

El territorio es la tierra fértil y dadivosa –con sus dioses y sus promesas-, pero cuando se la parcela expulsando a los que la habitan en forma justa, se convierte en territorio antagonista, cuando no hostil. Durante muchos siglos, en todos los rincones del mundo y en la historia de todos los pueblos que se conocen, ha ocurrido esto. Muchos hombres justos, de todos los credos y convicciones, han criticado esta situación.

Demasiados pueblos han sido históricamente perjudicados, sometidos muchas veces a expoliaciones y masacres, pero siempre a una lenta extinción que implicaba la desaparición de ritos, lenguajes, palabras, formas de amar o de gritar, de concebir la poesía o la música. La Marcha de los Pueblos Originarios recorre ahora el territorio para señalarlo nuevamente, para trazar otro mapa del país. No es que cambien localidades y autopistas, sino que hacen que se las piense de otra manera, que conversen con nosotros diciendo lo que tanto tiempo se ha callado. La Marcha significa un texto diferente sobre el mapa nacional, habla de otras formas de uso de la tierra, de su reparto y cuidado, de otra forma de las industrias y la producción, de otra forma de las empresas extractivas, en suma, de otra forma del lenguaje.

Esta Marcha pone de otra manera a la historia nacional compartida, la hace marchar de otra forma, revela sus modos ocultos y relegados, propone nuevas conductas y posibilidades. La Plaza de Mayo, cuando la Marcha llegue, también será otra, también hablará de otra manera.

H. G.