El ministro de Educación dispuso, tal como ya había anunciado, la extensión de las clases en las escuelas en conflicto. Siguen tomados cinco colegios. Macri dijo que la situación “está totalmente politizada y los reclamos finalmente demuestran que no tienen contenido”. Por su parte, el ministro Bullrich intentó dar explicaciones sobre la grave situación educativa que atrviesa la ciudad.
Mientras continuaban las tomas en al menos cinco colegios secundarios, los estudiantes de las 23 escuelas en conflicto realizaron ayer cortes de calle en distintas zonas de la ciudad, como parte del plan de lucha en demanda del cumplimiento de las obras prometidas, el aumento del presupuesto educativo y de las becas, además de una mejora en la calidad de las viandas para los alumnos de menores recursos. El ministro de Educación porteño, Esteban Bullrich, quien el lunes próximo recibirá a representantes de los estudiantes para tratar de poner fin al conflicto, ayer ratificó que en los colegios que fueron tomados las clases seguirán en diciembre. “Es injusto que algunos alumnos tengan 180 días de clase y otros 165”, como consecuencia de las medidas de fuerza, advirtió Bullrich. También reaccionó, frente a las críticas y la toma de escuelas, el jefe de Gobierno porteño, Mauricio Macri, quien expresó su rechazo a esta forma de protesta porque “está totalmente politizada y los reclamos finalmente demuestran que no tienen contenido”. Aseguró que la demanda “deriva en cualquier tipo de consigna que termina agrediéndome a mí. Es otra agresión más que venimos recibiendo como gobierno y a título personal”.
Jonathan Ardura, del Centro de Estudiantes de la escuela técnica Cornelio Saavedra, al ser consultado sobre la exposición que Bullrich hizo el martes ante legisladores, alumnos y padres, consideró que “en cierto modo fue una gastada, porque habló de que se estuvo ejecutando el presupuesto educativo, cuando en las escuelas no vimos un peso destinado a las obras”. Sobre la reunión prevista para el lunes con el ministro, Ardura afirmó que ellos quieren “una respuesta concreta, porque no es cierto que las obras se estén haciendo. Además, Bullrich dice que las tomas son ilegales, pero lo que es realmente ilegal es que el gobierno no se haga cargo del estado en que están los colegios. Los techos se pueden caer sobre la cabeza de cualquier alumno y eso parece que al gobierno no le importa”.
La reunión del lunes podría definir el futuro del conflicto. “Nosotros esperamos que la respuesta del ministro sea positiva, porque de no ser favorable, vamos a volver a las asambleas y seguramente se van a tomar nuevas medidas para hacer valer nuestros derechos”, anticipó Ardura.
En coincidencia con los planteos de los estudiantes secundarios, el presidente de la Federación Universitaria de Buenos Aires (FUBA), Alejandro Lipcovich, anunció la realización de una marcha que se hará “a nivel nacional” el 16 de septiembre próximo. Lipcovich sostuvo que hay “un principio de rebelión educativa” en el país por “el ahogo presupuestario y el colapso de la infraestructura”.
Por su parte, en la Legislatura porteña, frente a a diputados de la oposición, alumnos, padres y docentes, el ministro de Educación Esteban Bullrich, tuvo que dar explicaciones sobre la situación educativa que atraviesa la ciudad. Durante cuatro horas escuchó críticas muy duras por las demoras en las obras de infraestructura educativa y por el memorándum que propició la intervención policial en los colegios. Distintos expositores coincidieron en que la medida “es autoritaria” y tiene “resabios de la dictadura militar”. Bullrich respondió que “nunca se intentó perseguir a nadie, sino resguardar la seguridad de los estudiantes”. Por otro lado, el ministro presentó su plan de infraestructura educativa (ver aparte) y aseguró que en dos años “se invirtió en escuelas un 50 por ciento más que en los cuatro años de gestión anterior”, dato desmentido en forma rotunda por el diputado Francisco “Tito” Nenna.
Sobre el memorándum, al que la jueza Elena Liberatori ordenó dejarlo sin efecto porque no se condice “con una sociedad democrática y republicana”, Bullrich sostuvo que fue dictado por “solicitud del rector de una de las escuelas tomadas, con el único fin de resguardar la seguridad de los chicos", aunque admitió que, antes de difundir el memorándum, tendría que haberse reunido con el director general de Educación de Gestión Estatal, Roberto Angrisani, para “mejorar la redacción y evitar malas interpretaciones”.
Bullrich juró que “nunca se tuvo la intención de perseguir o sancionar a nadie. Sólo se quiso preservar a los chicos”. Al abrir su exposición, antes de las preguntas y comentarios de los asistentes que colmaron el salón Montevideo de la Legislatura, Bullrich aseguró que desde la asunción de Mauricio Macri como jefe de Gobierno “se invirtió en las escuelas un 50 por ciento más que en los cuatro años de gestión anterior”, a cargo primero de Aníbal Ibarra y luego de Jorge Telerman. “Cuando llegamos a la gestión había 300 escuelas sin calefacción y hoy todas la tienen.” Aclaró que 35 de esos colegios cuentan sólo con “caloventores que van a ser reemplazados por estufas de gas durante el año próximo”.
Las primeras críticas las planteó el docente Eduardo López, secretario general de UTE, quien aseguró que el gobierno porteño “invierte más en baches o en veredas que en alumnos o en escuelas”. Aseguró, en contra de los dichos de Bullrich, que “no hay calefacción en 45 escuelas”. López también cuestionó los dichos de los funcionarios macristas respecto de que las tomas tienen un “contenido político” y recordó que “a los chicos de La Noche de los Lápices también los acusaron de hacer política”.
Manuel Gutiérrez, de Ademys, consideró a su turno que el discurso del gobierno “retrotrae a las peores imágenes de nuestra historia”. Después hablaron alumnos de algunos de los colegios en conflicto. Federico, de la escuela Fernando Fader, pidió a los legisladores presentes que “no sean cómplices de la política del gobierno” y que “trabajen junto con nosotros para lograr que se ejecuten todas las obras”. En igual sentido se manifestaron alumnos de las escuelas Falcone y Mariano Acosta; Silvia León, madre de uno de los alumnos que tomaron el colegio Julio Cortázar, del barrio porteño de Flores, y Mariano Rodríguez Otero, profesor del colegio Joaquín V. González.
En su intervención, el diputado Gonzalo Ruanova aseguró que “no ayuda en absoluto a la resolución de los conflictos actuales las intervenciones del ‘analista de política latinoamericana Horacio Rodríguez Larreta’, quien afirma que son ‘chavistas’ los chicos que están reclamando por sus derechos”. Agregó que “tampoco ayuda intentar meterles miedo a los alumnos y a los padres. El método de pegarles en los nudillos a los chicos ya no se usa más en este país”, dijo en alusión al memorándum 912.750.
Bullrich insistió en que “nunca se tuvo la intención de formar listas negras”. Admitió, incluso, que la escuela es “un buen lugar para la formación de cuadros políticos”, aunque aclaró que “esas actividades deberían realizarse fuera de las horas de estudio”. Y luego recalcó: “Todo está bien, menos la toma de escuelas, porque eso atenta contra la voluntad de los que quieren estudiar y de los profesores que quieren enseñar”.
Después habló el diputado Sergio Abrevaya, quien le recordó a Bullrich que el macrismo asumió con una ventaja que no tuvieron otros gobiernos porque la Legislatura aprobó “una ley especial para construir 28 escuelas. Ustedes dijeron que las iban a hacer, pero no lo hicieron”. La diputada María Elena Naddeo planteó que la Ley de Educación Sexual tiene un presupuesto de 2 millones de pesos y que al 30 de junio “solamente se ejecutaron 1586 pesos, que representa el uno por mil”.
Todos los oradores cuestionaron el memorándum que propicia las “listas negras”. La crítica más dura fue del diputado Marcelo Parrilli. Comparó la medida macrista, que propicia la identificación y denuncia policial de los alumnos que participan en la toma de escuelas, con “la directiva 504/77 firmada por Jorge Rafael Videla” en plena dictadura, en el marco de “la lucha antisubversiva”. Bullrich estalló y dijo, muy enojado: “Nunca se puede comparar una medida dispuesta por un gobierno democrático, elegido por el voto, con la disposición de una dictadura a la que nadie eligió”.
Sobre el final, Bullrich reconoció que los reclamos de los alumnos “son legítimos”, aunque insistió en que “deben levantarse las tomas de los colegios, porque ésa es una forma ilegítima de peticionar”.
Fuente: Página 12/