5 de octubre de 2010

Brasil: la candidata de Lula gana las elecciones pero necesitará una una segunda vuelta

Con 89,36 por ciento de los votos escrutados por el Tribunal Superior Electoral (TSE) la candidata presidencial brasileña por el Partido de los Trabajadores (PT) Dilma Rousseff se mantiene arriba con 45,66 por ciento de los votos, la sigue José Serra con 33,18 por ciento y en tercer lugar Marina Silva del Partido Verde (PV) con 19,97 por ciento.
Con estos resultados, José Serra "salva" su carrera política y Marina Silva consolida su alternativa y su capacidad de negociación cara a la segunda vuelta, el próximo 30 de octubre. Serra acentuó en los últimos días sus críticas y la denuncia de que un éxito excesivo de Lula y del PT supondría un riesgo para la vida democrática brasileña. "La segunda vuelta es necesaria para el bien de Brasil", aseguró segundos después de depositar su voto.

Las enormes expectativas despertadas por la candidatura de Dilma pueden terminar perjudicándola en segunda vuelta, si su triunfo, indudable, pero insuficiente, en la primera ronda se percibe como una derrota. Si, adelantado el escrutinio, Dilma Rousseff se mantiene en torno al 43-45% de los votos, la negociación para la segunda vuelta se complica y da un papel de gran importancia a la candidata del Partido Verde, con una espectacular remontada.


La victoria de Dilma Rousseff en primera vuelta fue una apuesta personal mucho más de Lula que de la propia candidata o de su grupo político (PT). Lula eligió a una sucesora improbable, poco conocida, y se lanzó con todas sus fuerzas y su enorme popularidad (80%) en una campaña electoral agitada. Si su candidata no consigue superar el 45% de los votos, el resultado será, sin duda, decepcionante para el presidente más popular de la historia de Brasil.
El principal contendiente de Rousseff, el ex gobernador de Sao Paulo, José Serra (68 años), necesitaba imperiosamente imponer la segunda vuelta si quería mantener viva su carrera política al frente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Serra arrancó como favorito frente a la casi desconocida Dilma, pero se vio rápidamente rebasado por el ciclón Lula y termino luchando no tanto para ganar, como para sufrir una derrota honrosa.
Brasil se movilizó en una impresionante jornada electoral para elegir al sucesor de Lula en la presidencia de la República, 27 gobernadores, 513 diputados, 54 senadores y centenares de cargos locales. Casi 136 millones de brasileños podían acudir a votar en una modernísima red de 480.000 urnas electrónica en las que la identificación se realizaba mediante la huella dactilar, algo importante en un país que tiene todavía una alta tasa de analfabetismo.
En estas elecciones se aplicará, por primera vez, la llamada ley de la Ficha Sucia. No podrán acceder a ningún cargo representativo quienes hayan sido condenados en los tribunales. Sin embargo, ya se ha hecho público que entre los 19.592 candidatos federales y locales hay 1.248 que tienen esa "ficha sucia" y se ignora cuantos de ellos ganarán sus comicios e intentarán burlar la ley.
Entre la enorme lista de candidatos figuran personajes conocidos popularmente como los futbolistas Romario y Bebeto, que tienen muchas posibilidades de salir elegidos, o el payaso Tiririca, que se presenta bajo el lema; "¿Qué hace un diputado federal? No lo se, pero vote por mi y yo lo averiguaré para usted".
La composición de la Cámara de Diputados y del poderoso Senado federal de Brasil es muy peculiar. Desde hace años, el partido que consigue más votos y más escaños no es ni el Partido de los Trabajadores, de Lula, ni el PSDB de Serra, sino el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que tiene la particularidad de que no suele presentar candidato presidencial sino aliarse, tras las correspondientes negociaciones para el reparto del poder, con quien gane las elecciones. En esta ocasión, el PMDB se ha incorporado a la papeleta electoral de Dilma Rousseff con un candidato a vicepresidente, Michel Temer, de 70 años, presidente saliente de la Cámara de Diputados.
La anécdota de la jornada la pone el hecho de que entre los observadores internacionales se encuentra el ecuatoriano Lucio Gutiérrez, acusado por el presidente Rafael Correa de estar detrás del intento de golpe de estado ocurrido esta semana. Gutiérrez negó este hecho y aseguro que no había existido mas que un motín policial. "A nadie mas que a Correa se le ocurre meterse en medio de los amotinados, en lugar d enviar a alguien a negociar las subidas salariales", criticó.



Balance inicial de la primera vuelta


Por Emir Sader*

ALAI AMLATINA, 04/10/2010.- La izquierda registró el mejor resultado electoral de su historia: Dilma en primer lugar, gobernadores en Rio Grande do Sul, Bahía, Pernambuco, Ceará, Espíritu Santo, Sergipe, Acre, y tiene buenas posibilidades tanto en el Distrito Federal como también en Pará, limpia impresionante y renovación con una gran bancada en el Senado, incremento de escaños en la Cámara.

La frustración vino de la expectativa creada por las encuestas de una eventual victoria en la primera vuelta para presidente. Un análisis más preciso es necesario, empezando por el altísimo número de abstenciones y también de los votos nulos y blancos que, sumados, superan un cuarto del electorado. Pero también de los efectos de las campañas de difamación – sobre el aborto, lucha contra la dictadura, etc.-, así como el efecto que el caso de Erenice tuvo efectivamente para disminuir el resultado final de Dilma.

La votación de Marina ciertamente influenció. La lectura de ese electorado es compleja, ni de lejos se trata de una ola ecológica en Brasil –las otras votaciones de los verdes fueron insignificantes. Se habrían juntado varías cosas: desde votos verdes, izquierda light, hasta los votos anti-Dilma, votos desencantados con Serra, entre otros. Pero la alta votación de Marina requiere un análisis más preciso.

Para la segunda vuelta cuentan esos votos: más de la mitad concentrados en São Paulo, Rio de Janeiro y Minas Gerais, además del DF, donde ella quedó en primer lugar. Cualquiera que sea la decisión de apoyo en la segunda vuelta – la convocatoria de asambleas para definir debe confirmar la tendencia a la abstención, volviendo más difícil la operación política en la dirección de apoyar a Serra-, ese electorado se orientará, en gran medida, no por la decisión partidaria, quedando disponible para los otros candidatos. En 2006, ni el PSOL pudo conseguir que sus votos fueran a otros candidatos, desobedeciendo la orientación del voto en blanco.

Es una ilusión considerar que la segunda vuelta es otra elección. Es la continuación de la primera, en nuevas condiciones de bipolarización. La campaña debe ser dirigida directamente por Lula, debe estar centrada en la comparación de los gobiernos de Fernando Enrique Cardoso y de Lula, debe tener una estrategia específica para el electorado de Marina y debe multiplicar los comicios y otros actos de masa, una diferencia importante entre las dos candidaturas.

En 2006 la segunda vuelta fue muy importante para dar un carácter más definido a la polarización con respecto a los tucanos, lo mismo debe darse ahora. Que se multiplique la votación y la movilización, para volver aún más fuerte la victoria de Dilma. Ella es favorita, pero debemos estar precavidos de las maniobras de los adversarios, del uso de la prensa, de las campañas difamatorias.

Puede ser una segunda vuelta de polarización aún más clara, porque los debates diluían los temas, en la medida en que había un coro de 3 candidatos poniendo énfasis en las denuncias. No supimos colocar como agenda central el hecho de que Brasil, con Lula, se volvió menos injusto, menos desigual, y que ese es el camino central a seguir.

Otros temas de la primera vuelta abordaremos en otros artículos. Este es para abrir la discusión con todos. (traducción ALAI)

* Emir Sader es sociólogo y científico político. Director del Laboratorio de Políticas Públicas ([LPP]) de la Universidad del Estado de Rio de Janeiro. Secretario Ejecutivo de CLACSO. Es autor de "La Venganza de la Historia", entre otros libros.